‘BEN’ es el cortometraje escrito y dirigido por el cineasta y realizador de publicidad mallorquín Miki Durán con el objetivo de concienciar acerca de un problema social que sufren las Baleares cada verano: el balconing. Eso sí, desde un punto de vista irónico y lleno de humor negro.
El cortometraje, protagonizado por el actor moldavo Alex Galeote, acumula más de treinta selecciones en festivales, ha recibido numerosos premios y es candidato a los Premios Goya de 2025. Está disponible en FILMIN.
Del rodaje y de esta práctica que, desde 2010, se ha cobrado cincuenta y seis vidas he charlado con Miki Durán.
Pregunta. Anteriormente, habías hecho cortometrajes de género fantástico. En este, siendo una ficción, rozas el documental. ¿Cómo surgió la idea de este corto y de hacerlo desde este enfoque de ironía e incluso de humor negro?
Respuesta. Surgió porque yo lo presenté como una campaña antibalconing de publicidad, pero, al ser año de elecciones (2022-2023), los políticos no estaban muy por la labor de meterse en temas tabú -el balconing en Mallorca lo es-. No se querían mojar, nunca mejor dicho, así que no me hicieron mucho caso. Entonces, me di cuenta de que había perdido un año y decidí hacer un cortometraje, autofinanciarme y pedir alguna subvención. Así, nos pusimos a hacer este corto a finales de 2023, enfocándolo en una especie de falso documental/ficción. Cuando estaba orientado como campaña publicitaria, iba más al grano, tenía ese toque irónico, pero no dejaba de ser una publicidad.
P. Has trabajado mucho como realizador de publicidad. ¿Qué te ha aportado la publicidad y cómo ha influido en tu manera de trabajar en un cortometraje?
R. La publicidad lo que hace es que te curte para trabajar bajo presión y en tiempos muy cortos y, sobre todo, te permite trabajar con equipos muy profesionales. Es una industria a la que se dedica mucho dinero y en la que todo tiene que ser muy rápido y estar muy hablado y trabajado. No ocurre como en un documental, donde se trata más de tener la suerte de que el entrevistado te dé una respuesta que te interesa; en la publicidad, está todo medido, los spots duran veinte segundos y cada segundo que haces un plano hay que tomar veinte mil decisiones, hay que tener claro cómo lo vamos a hacer, por qué de esta manera y no de otra. Yo soy muy perfeccionista, y la publicidad me ha ayudado a hacer unas preproducciones muy exhaustivas. Hago unos dosieres en los que, con inteligencia artificial o con dibujo o con referencias de fotogramas de películas, explico al equipo cómo tiene que ser cada plano para que tenga el sentido que queremos que tenga. Digamos que la publicidad me ha hecho ser muy organizado y metódico. A la hora de rodar, esto te ayuda a que el equipo tenga la seguridad de que quien está capitaneando el proyecto tiene las cosas claras y que no se hacen los planos por hacer, sino que tienen un sentido, y que si un plano no funciona, yo tengo un plan B para salir del paso. Por ejemplo, si en este corto no podíamos rodar con un actor saltando a una piscina, pues habría que buscar un hotel escalonado con terraza y poner un croma, un colchón y unas cajas y que saltase encima de eso.
Hay que sufrir en la preproducción. Si vamos al rodaje dando tumbos, mal. La suerte hay que trabajarla antes. Hay que tenerlo todo super atado y tener plan B, C, D y E para todo. Cuando tienes todo bajo control, te da la tranquilidad de poder improvisar y de tener intuición en rodaje para experimentar poniendo la cámara en un sitio distinto al que habías pensado en la preproducción porque, quizá, de repente, hay una luz espectacular o aparecen veinte figurantes más y te das cuenta de que si los colocas de otra manera, cambiando el encuadre, parecerá que hay más gente.
P. Además de improvisación en ese sentido, ¿con los actores hubo algún tipo de improvisación o teníais todo el guion muy medido?
R. Sí que hubo improvisación con los actores. De hecho, hay en el corto un plano secuencia en un travelling, en el que se ve a una chica del staff de la competición que va guiando al protagonista, pues el mismo día de rodaje decidimos meter ahí más texto porque, al hacer la prueba del tempo, la velocidad y el actor hablando, vimos que nos quedábamos cortos, entonces, añadimos más frases. Cuando lo escribes en el guion no calculas bien y estas son cosas que surgen en rodaje y tienes que solventar rápidamente.
P. Lo que plantea el corto parece algo muy disparatado, pero hay marcas que patrocinan y retransmiten deportes de saltos de altura con mucho riesgo, como Red Bull el Cliff Diving, donde saltan más de veinte metros de altura, o la misión Red Bull Stratos, que consistía en ascender al borde de una pequeña cápsula situada en el espacio, saltar y caer a la Tierra más rápido que la velocidad del sonido. ¿Estamos muy lejos de que el balconing pueda convertirse en un espectáculo de masas?
R. Espero que sí. Por suerte, el balconing como acción de saltar de un balcón a una piscina, ya no se practica de esta manera. Hace diez años, sí. Desde hace dos años, no ha habido, afortunadamente, ninguna muerte por balconing en Mallorca, sino que han tenido que ver con temas relacionados con problemas de salud mental. Ahora lo que sucede es que quieren cruzar de un balcón a otro porque tienen a los amigos en ese otro balcón y cuando cruzan, resbalan y se caen. Y es porque van borrachos o drogados. Por ejemplo, hace dos años, hubo un caso de un chico que estaba bajo los efectos de las drogas y sus amigos decidieron que lo mejor era encerrarlo en la habitación del hotel para que se le pasase el subidón y, cuando se tranquilizase, abrirle. ¿Qué pasó? Pues que el chico, buscando la manera de salir de la habitación, salió al balcón y empezó a caminar de lado a lado por la parte exterior y estaba tan mal que se cayó y se mató. Eso está grabado y está en Internet.
P. He leído que hay otra modalidad del balconing que consiste en que, antes de lanzarse a la piscina, los jóvenes se embadurnan todo el cuerpo de alcohol, se suben a las barandillas y, una vez allí, se prenden fuego con un mechero. Y, cuando están envueltos en llamas, se tiran a la piscina para apagar sus cuerpos en el agua.
R. Ya decía Einstein que la estupidez humana no tiene límites.
P. Aunque, como comentabas, el balconing como acción de saltar del balcón a la piscina ya no se practique, ¿crees que es posible terminar con las caídas desde los balcones?
R. Yo lo asocio al tipo de turismo que hay en esa parte de la isla, que es Magaluf, en concreto, Punta Ballena, la calle en la que sucede todo esto. Allí, el alcohol está a un precio muy barato y para ellos no supone casi ningún gasto. De hecho, tienen todo incluido en el hotel, fiesta todo el día. Muchos británicos -hablo de británicos porque el personaje protagonista del corto lo es-, llegan a Mallorca con dieciocho años, es su primer viaje como mayores de edad y no ven la isla, están en el hotel todo el día: piscina-buffet-piscina-buffet-discoteca-piscina-resaca. No saben que existen los pueblos ni la playa. No conocen nada más. Se quedan en el hotel, se ponen hasta arriba y se van. Muchos de ellos ya llegan en el avión bebiendo, o sea que aterriza el avión y ya están borrachos. Se está haciendo una labor espectacular de reformar los hoteles, hacerlos de lujo, pero está esa pequeña calle, Punta Ballena, que se resiste al cambio y vas por allí en verano un miércoles, por ejemplo, y la calle es como si estuvieras en San Fermín, no puedes dar un paso y te vas pegando a la acera porque todo es alcohol que se ha caído o gente que ha vomitado. Es bastante asquerosa esa parte de Magaluf.
P. La mayoría de víctimas del balconing son extranjeros. ¿Cómo ha sido recibido el corto fuera de España?
R. Hicimos un pase en una sala de Nueva York para poder optar a los Oscar y el corto estuvo seleccionado en el festival de Carolina del Norte, pero no pudimos ir y no sé la reacción del público. Lo que sí sé es que lo ha visto gente británica y les da rabia porque sienten un poco vergüenza ajena por tener a familiares, amigos o personas de su entorno que hacen esto.
P. He leído que hay una web española (Federación Balear de Balconing), que en su cuenta de la red social X tiene casi sesenta mil seguidores y que hace un recuento de los fallecidos y heridos por balconing cada verano a través de un ranking, la BalconLeague, por países, donde morir suma dos puntos y resultar herido uno. Al parecer, lo que buscan es denunciar el turismo de borrachera que sufren las Baleares y concienciar a través de la ironía. Esto ha indignado a los medios británicos. ¿Conocías esta web?
R. Sí que la conozco. Es una cuenta mucho más hardcore porque hacen mucha broma. Yo he intentado ser más sutil porque creo que no es un tema para reírse, sino que hay que tratarlo con seriedad, pero sí que es verdad que le hemos dado ese tono satírico, de humor negro para concienciar. Siempre pongo el ejemplo de los anuncios de la DGT, que son muy impactantes, y en los que, de repente, ves a un actor hablando a cámara y lo atropella un coche a toda pastilla o te dicen: «esta noche, tu hijo morirá porque se beberá dos cubatas, cogerá el coche y no verá no sé qué y se matará». Te quedas en shock, pero es la única manera de que te impacte. Entonces, esta forma de utilizar un tono un poco gamberro en el corto, mostrando a un tío que se prepara no sabes muy bien para qué y, de repente, darte cuenta de que la competición para la que se prepara es balconing, es lo que hace que te llame la atención.
P. El actor protagonista no es británico, sino moldavo. ¿Cómo disteis con él? ¿A través de casting?
R. Sí, con un casting. Lo hicimos en Barcelona y vinieron actores británicos, pero ninguno nos encajaba para el protagonista. Luego, encontramos a Alex Galeote, vimos que lo hacía muy bien, que, además, tiene el look de guiri, que es delgadito y muy frágil y supimos que era nuestro actor.