Entrevista | Adriana Ozores y Luis Bermejo «La vida te pone delante retos y puedes decidir fajarte o abrirte a esas nuevas opciones»
Norberto y María llevan juntos toda la vida. Son gente humilde, de barrio, que, de vez en cuando, con nocturnidad, atracan gasolineras o pequeños supermercados para complementar sus ingresos. Tienen una hija y una nieta adolescente. Norberto decide hacer el cambio que lleva tiempo necesitando para poder ser ella misma, Norberta, y que todos la reconozcan como tal. Esta decisión pondrá patas arriba su vida y la de su familia.
Esta es la historia que cuenta ‘Norberta’, la película escrita por Sonia Escolano y dirigida por ella misma junto con Belén López Albert, que se estrena hoy, 25 de julio, en cines y que es también un canto al amor, a la solidaridad y a la necesidad de escuchar al otro para poder llegar a comprenderlo.
Con sus protagonistas, Adriana Ozores y Luis Bermejo, hemos charlado, al alimón, Sergio Casamayor, para el podcast ‘Justo en la escena’, y yo.
El patio de mi casa. De hermanos en ‘Galgos’ a pareja -una especie de Bonnie&Clyde- en ‘Norberta’. ¿Cómo ha sido volver a coincidir en un proyecto?
Adriana Ozores. No fue aposta, quiero decir que el hecho de que Sonia nos viera en ‘Galgos’ no hizo que tomase la decisión de elegirnos a nosotros dos.
Luis Bermejo. Ha sido una coincidencia, una cuestión de señales del destino, que, seguramente, haya que escuchar. Y, probablemente, volveremos a coincidir. El hecho de haber coincidido en ‘Galgos’ hace que ya no sea la primera vez que nos encontramos, lo cual facilita las cosas porque la primera vez siempre te cuesta. Y eso junto con que Sonia -guionista y una de las directoras de la película-, que es la gran hacedora de esto y una mujer que te escucha, te lee bien y te va llevando, es maravilloso.
Sergio Casamayor. Tú, Luis, en la serie ‘Allí abajo’ interpretaste un personaje similar a este. ¿Qué es lo que te atrajo de ‘Norberta’?
Luis Bermejo. Es verdad que yo ya había interpretado un personaje así. En ‘Allí abajo’, hacía de la madre del personaje de María León. En aquel caso, yo interpreté a un hombre transexual y ese personaje se recibió con muchísima satisfacción entre los colectivos trans.
El proyecto de ‘Norberta’ es muy apetecible porque plantea otras cuestiones además de la transición. Es una película que habla de amor, de conmoverse con el otro, de la comunidad, de la empatía. Es una película necesaria y hay que revindicar los muchísimos valores y aspectos de los que trata.
EPDMC. Luis, ¿en qué o quién te inspiraste para encarnar a este personaje?
L.B. Por un lado, ya había hecho el personaje que comentábamos en ‘Allí abajo’. Por otro lado, el actor trabaja con la intuición y me ha ayudado mucho estar con Adriana y con Sonia. Luego, además, te inspiran series como ‘Transparent’. Pero, realmente, el gran acierto, y eso es responsabilidad de Sonia, fue llevarnos a los ensayos, decirnos vamos a hablar de esto, vamos a probar lo otro, vamos a bailar. Destacaría un momento, en una de esas probaturas, en el que, por indicación de Sonia, me compré ropa interior, unas braguitas color coral, y les hice un acto performático, y creo que eso nos vino muy bien a todos, nos hizo ver que la cosa iba en serio y de qué manera había que ir a por ello.
S.C. ¿Cuál es el mayor aprendizaje que os habéis llevado de este rodaje?
A.O. El armar el puzle, esa maquinaria de relojería, y que, al final, funcione.
L.B. El gran aprendizaje es la certeza de que hay que estar en presente absoluto, que hay que estar con el otro e implicarte con lo que estás haciendo. Y más con un tema tan serio como el que trata la película. Y, al mismo tiempo, el gran aprendizaje es que se puede hacer todo esto y se puede hablar de muchísimas cosas desde el humor, que ayuda a esclarecer las verdades.
«Al humor no hay que ponerle límites»
EPDMC. Efectivamente, la película, pese a tener un trasfondo dramático, está atravesada por el humor. ¿Creéis que hay que poner límites al humor en algún momento?
A.O. No. Bajo ningún concepto. Si unimos humor a banalidad, a superficialidad, sí, pero el humor no es eso.
L.B. No. Yo creo que con el humor lo que no puedes es hacer daño a alguien, pero no sólo con el humor, sino con cualquier cosa. Hay que tener mucha escucha para saber si con algo que digas vas a herir, pero límites no hay que ponerle al humor.
S.C. La película mezcla comedia y emoción. ¿Cuál es para vosotros la escena que más os haya marcado?
L.B. La escena que más recuerdo, por muchísimas cuestiones, algunas de ellas ajenas al rodaje, es la escena en la que María persigue por la casa a Norberto, Norberta ya porque está poco a poco haciendo la transición, y le pide explicaciones. Esa escena acababa en la máquina de coser, pero nosotros dos decidimos acabar en unos escalones en el hall de la casa y Sonia nos compró la idea. David Valdepérez, que es un director de fotografía maravilloso y ha hecho un trabajo sublime, espléndido, cambió todo el plan; seguramente estaba cagándose en nosotros, pero lo cambió, y yo esa escena la recuerdo con mucho cariño.
A.O. Yo tengo varias. Una es la escena final, el encuentro de María, que es heterosexual, con el reto que le pone la vida de empezar a amar a una mujer, ese momento de vulnerabilidad, de desnudez total y de aventura, de ver qué pasa a partir de ese momento.
«La mayoría de los conflictos surge por el terror a romper las estructuras que te han dado entidad, identificación, seguridad»
EPDMC. ¿Por qué nos cuesta tanto mostrar nuestra verdadera personalidad? ¿Es por miedo al rechazo de los demás o porque ni siquiera la aceptamos nosotros mismos?
A.O. Porque la estructura del ego es muy jodida. Es lo que nos ayuda a sobrevivir, lo que nos conforma para tirar hacia delante, pero luego es implacable y tenemos terror a que eso se rompa, a que eso varíe. La mayoría de los conflictos surge por el terror a romper las estructuras que te han dado entidad, identificación, seguridad. Y de eso va la película también. De alguna manera, a todos los personajes les pasa eso, esa ruptura con el ego, entendido como estructura, que está muy bien en un principio, pero que luego es un coñazo.
L.B. Qué importante es ser consciente, identificar cuándo algo es bueno y cuándo no, o cuándo es necesario y cuándo no, cuándo es una construcción que tú te has hecho y que tienes que romper para emprender la búsqueda de otro ser y liberarte de presiones.
A.O. La vida te pone delante retos y puedes decidir fajarte o abrirte a esas nuevas opciones.
S.C. En vuestras vidas, ¿cuándo fue la última vez que hicisteis esa ruptura, que os liberasteis?
A.O. No te lo voy a decir. Te lo digo desde el cariño, pero no voy a hablar de mí a ese nivel, no.
L.B. Yo creo que hay pequeñas cosas que estás haciendo permanentemente, si quieres trabajarte, claro. Yo voy a terapia y con mi terapeuta, aunque al final soy yo el que quiere hacer esas modificaciones, esas rupturas, hacemos pequeños cambios. Se trata, sobre todo, de ser consciente de por qué me pasa esto y para qué hago lo otro. Entonces, uno hace cosas para liberarse un poco, siguiendo con la enorme responsabilidad que es vivir.
EPDMC. Otra de las cuestiones que muestra la película es la relación entre distintas generaciones. Siempre se dice que los jóvenes tienen mucho que aprender de los mayores por toda la experiencia vital que estos tienen, pero ¿qué pueden aprender los mayores de los más jóvenes?
A.O. Todo. En este caso, todo. Las generaciones que nos están educando en cuanto al tema de género son los adolescentes y la gente más joven. Ellos lo tienen metido ya en el ADN y nosotros estamos todavía cazando moscas en este sentido.
L.B. Yo he sido educado con esa frase mítica, que ahora mismo demolería, que dice «cuando seas padre, comerás torreznos». Y esa es la frase de alguien que no quiere hacer el esfuerzo de acercarse a ti y preguntarte cómo te sientes, qué te pasa, y decirte «vamos a hablar y yo te voy a dar mi opinión». Eso todavía está muy presente en el inconsciente colectivo. Y esa frase es muy graciosa, pero nada más.
S.C. Has mencionado, Luis, una frase que te decían a ti. ¿Cuál es la frase de la película que más os haya gustado pronunciar?
L.B. Me ha venido ahora una frase que le dice mi personaje a María: «te quiero». Me parece una gran declaración de intenciones y una frase de la que hay que hacerse cargo, de cuándo se dice y cómo se dice.
A.O. Yo me quedo con una que mi personaje le dice a su nieta: «¿y ahora qué tengo que sentir?»
Además de en ‘Norberta’, podremos seguir disfrutando del trabajo de Luis Bermejo y Adriana Ozores, aunque por separado, tanto en el audiovisual como en teatro, género este del que Bermejo se considera un yonqui. De hecho, está girando con una obra que se llama ‘El traje’, con Javier Gutiérrez, y, cada tanto, vuelve, junto con Malena Alterio, al Teatro del Barrio con ‘Los que hablan’. Tiene, también, entre manos una serie con los integrantes de Pantomima Full y unos capítulos de ‘La chica de nieve’. Por su parte, Adriana estrenará próximamente la serie ‘Custodia repartida’, dirigida por Javier Fesser, y, seguramente, un poco más adelante, la veremos sobre las tablas.