SECCIÓN OFICIAL
La furia
Tras su estreno en el Festival de Málaga, donde se alzó con tres premios (Biznaga de Plata a la mejor interpretación femenina para Ángela Cervantes, Biznaga de Plata a la mejor interpretación masculina de reparto para Álex Monner y Biznaga de Plata al mejor montaje), el 28 de marzo llegó a los cines La furia, el primer largometraje de Gemma Blasco, escrito por ella misma junto con Eva Pauné.
La furia cuenta la historia de Alex -Ángela Cervantes-, una joven actriz, que es violada en una fiesta en Nochevieja y no reconoce a su agresor. Buscando un apoyo, termina confesándoselo a su hermano, Adrián -Àlex Monner-, que no reacciona como ella esperaba. Durante el año siguiente, Alex canaliza su ira y su dolor a través del teatro, interpretando al personaje de Medea, que busca vengarse de su marido matando a sus hijos, mientras Adrián se consume por la rabia, incapaz de manejar su propia violencia.
Como explicó la directora en la rueda de prensa de Málaga, La furia no es una película sobre la superación del trauma, sino sobre la oscuridad que este genera. La historia parte de una vivencia personal de Blasco, que sufrió una agresión sexual a los dieciocho años. En aquel momento, empezó a estudiar cine y no encontraba ninguna película que abordase esta temática con la que se sintiera representada, pues los relatos que había se planteaban desde el punto de vista de la superación, pero no del proceso traumático en sí. Así, se empezó a gestar este filme, que habla de las distintas formas en que las mujeres habitamos la rabia: cómo la callamos, cómo la contenemos y cómo, a veces, nos atraviesa sin remedio.
En Ángela Cervantes, amiga de Blasco desde el instituto y cómplice durante aquel episodio doloroso, encontró la actriz ideal para encarnar la intensidad emocional que requería el personaje. El resultado es una interpretación magistral, visceral y conmovedora, que se clava en el espectador como un puñal.
Visualmente, Blasco recurre a potentes metáforas: la caza, un jabalí desollado y la imagen de la protagonista destripando al animal antes y después de la agresión, en paralelo a su proceso interior. El rojo intenso que impregna la película se convierte en un personaje más.
Es en el montaje, tanto de imágenes como de sonido, donde La furia alcanza sus mayores logros, transmitiendo la fragmentación emocional de Alex sin necesidad de explicaciones, dejando que el espectador experimente la rabia y el desconcierto junto a ella.
Todo lo que no sé
Ana Lambarri debuta en el largometraje con una historia íntima y contemporánea, protagonizada por Susana Abaitua, sobre una mujer en la treintena que se resiste a aceptar la etiqueta de "fracaso" que su entorno le impone.
Tras un revés profesional, Laura, desarrolladora de aplicaciones informáticas, trabaja en unos grandes almacenes y comparte piso con una amiga -Stéphanie Magnin-, mientras se organiza con su hermana -Natalia Huarte- y su madre -Ane Gabarain- para cuidar de su padre enfermo de cáncer -Andrés Lima-, hasta que un antiguo compañero le propone retomar un proyecto tecnológico que podría devolverle la ilusión por su vocación. Aceptar la oferta supondrá priorizarse a sí misma y tendrá consecuencias en su entorno.
Es precisamente el de la difícil decisión de priorizarse a una misma frente a las expectativas ajenas uno de los temas que explora la película, junto con la frustración, la presión social para alcanzar el éxito, la vergüenza ante el "fracaso" o el hecho de que el peso de los cuidados familiares tenga que recaer sobre la hija que no ha formado su propia familia.
A través de su protagonista, Lambarri reflexiona sobre las segundas oportunidades y las tensiones que surgen cuando la vida no avanza al ritmo que marca la sociedad. Una vez más, la falta de comunicación en el seno familiar es una herida abierta que la película retrata con sensibilidad, aunque también con cierta reiteración narrativa.
La falta de avance en el desarrollo de la trama y un metraje que quizá habría agradecido algo más de concisión lastran ligeramente el conjunto, pero no impiden que la película consiga transmitir la angustia de quien intenta construir su propio camino a contracorriente.
Estrenada en cines el 25 de abril.
SECCIÓN OFICIAL FUERA DE CONCURSO
8
El pasado 21 de marzo se estrenó en cines 8, la nueva película de Julio Medem, tras su paso por el Festival de Málaga, donde ha recibido la Biznaga de Plata Premio del Público.
8 es la historia de Octavio -Javier Rey- y Adela -Ana Rujas- contada en ocho planos secuencia, con ocho momentos de la reciente historia de España como telón de fondo. Octavio y Adela nacen en dos pueblos vecinos de una sierra cercana a Madrid el amanecer en que se proclama la II República. A lo largo de noventa años, sus vidas se entrelazan en forma de “8”, a través de encuentros y desencuentros.
Completan el reparto María Isasi, Tamar Novas, Loreto Mauleón y Carla Díaz, con los que tuve ocasión de charlar en el Festival de Málaga. Los cuatro destacan que lo que, en un primer momento, les atrajo del proyecto para querer sumarse a él fue la posibilidad de trabajar con Julio Medem, un director al que, en palabras de Tamar Novas, siempre se le espera. El actor añade que Medem “es de los directores con los que ansías trabajar aun sabiendo que eso es muy difícil. Si sucede, es como si tocase la lotería, y más si te toca una de sus mejores películas y con un personaje tan interesante. Te preguntas qué ha visto Julio en ti porque él te dice que ha escrito el personaje pensando en ti, pero confías en que algo ha visto que va a surgir sin hacer mucho esfuerzo, aunque luego haya que trabajar mucho”. Para María Isasi, “Julio hace obras de arte y esta película es una obra maestra. Cada película de Julio Medem es una travesía maravillosa, llena de misterio, una oportunidad de lanzarte a una aventura fantástica y más esta, que es tan profunda y habla de la historia de nuestro país, del futuro y de las vidas de unos personajes que transcurren a lo largo de noventa años; personajes que podrían ser tu madre, tu hijo o tú mismo, y eso hace reflexionar”.
Pero no sólo el hecho de que Medem fuera el creador y director de esta historia fue la premisa para querer formar parte del proyecto. Como apuntan Carla Díaz y Loreto Mauleón, el guion también los conquistó.
Mauleón reconoce no haber tenido referentes a la hora de preparar su personaje. “Creo que es tan personal la historia que no es que no hagan falta referentes, pero Julio tiene muy claro lo que quiere y te lo hace saber con esa poesía que le caracteriza. Se trata de dejarse llevar por la historia y, en este caso, por estos planos, por estos viajes que planteaba él”, dice. Por su parte, Tamar Novas apunta al guion, un material poético al que acudir constantemente. Para él, volver a leer poesía de Machado, cuyos versos están muy presentes en la película, supuso un buen acercamiento al proyecto. Como le tocó interpretar un personaje de una época lejana a la actual, con ritmos muy distintos, pensaba en su abuelo, en el aplomo que tenía, en sus contradicciones, en lo que le ocurrió cuando nacieron sus hijas. Esos fueron los referentes para creerse que era un maestro republicano de esa época con contradicciones tan enormes.
En un momento de la historia, Octavio le dice a Adela que él le da mucha importancia a la pesca porque requiere paciencia y esperanza y que las cosas importantes de la vida se consiguen despacito y esperando a que lleguen. En un oficio como el de la interpretación, con periodos en los que, quizá, llegan menos proyectos, la paciencia también es necesaria, pero no suficiente. En ese sentido se expresa Loreto Mauleón: “Tiene mucho que ver con la paciencia, con la fe, con el trabajo, con la perseverancia. En nuestro oficio, si quieres estar mucho tiempo, tienes que ir pasito a pasito y sin perder la esperanza, aunque es verdad que no sólo depende de eso. Los que estamos aquí somos privilegiados por estar presentando la película. Hemos de tener paciencia, esperanza y todo, pero también ser conscientes de la suerte y del trabajo que hay que hacer cuando te llega esa suerte y de que, por mucha paciencia que tengas, hay veces que el trabajo no llega”. A Tamar Novas le gusta la filosofía de Octavio, pero cree que hay cosas que se han conseguido gracias a que alguien no sólo ha tenido paciencia, sino también un arrebato de cambiar las cosas.
Coinciden en que la mayor dificultad de este proyecto le encontraron en el rodaje de los planos secuencia. Carla Díaz apunta que fue lo más difícil para todos los departamentos implicados en la película. “Cada día, había que hacer una coreografía entre todos los que estábamos allí y jugar todos al unísono. Y era bonito porque el hecho de que fuera tan difícil llevar a cabo cada día de rodaje nos colocaba a todos en un lugar de muchas ganas. Me emocionaba mucho en el rodaje ver a tanta gente con muchísimas ganas de contar una historia. Y no era fácil contarla, pero todo el mundo tenía mucha ilusión por hacerlo, además, con este director al que todos admiramos”, explica. Mauleón añade que rodar ocho planos secuencia fue el gran reto, pero un reto que te pone las pilas y te da más ganas aún de formar parte del proyecto. No hay que olvidar, apunta, que lo que se contaba tampoco era sencillo, así que tenían que estar muy concentrados tanto en lo que estaban contando como en la manera en la que lo estaban contando.
Tierra de nadie
Esta es la historia de tres viejos amigos: un narco, un guardia civil y un depositario judicial. Podría parecer un chiste, pero no. Es una película. Inspirada en hechos reales, dirigida por Albert Pintó y escrita por Fernando Navarro.
Los protagonistas son Mateo "el Gallego" -Luis Zahera-, un heroico -a su pesar- guardia civil, Juan "el Antxale" -Karra Elejalde-, un pescador convertido en narco por la mala suerte y el paro, y Benito "el Yeye" -Jesús Carroza-, un resignado e inteligente depositario judicial siempre a medio camino entre la ley y la delincuencia. Tres amigos separados por un lugar, Cádiz, y un momento, el presente. Atrapados los tres entre el abandono de las instituciones, el violento e imparable ascenso del narco en la provincia y el peligroso aumento del descontento social. Tres amigos atrapados en un polvorín que pondrá a prueba su amistad.
La película se presenta como un thriller, aunque pretende ser también una película de personajes. Y es quizá ese intento de abarcar tanto lo que le resta solidez. Las interpretaciones, como era de esperar con este reparto, son notables, aunque los personajes caen en cierto estereotipo. Con todo, la película cumple con la función de entretener, consigue captar la atención del espectador y ofrece un retrato eficaz de una tierra donde la vida no es blanca ni negra, sino de infinitos grises.
Cuenta con una fotografía interesante a cargo de David Acereto.
Se estrenó en cines el pasado 28 de marzo.
Los aitas
Borja Cobeaga dirige esta película escrita junto a Valentina Viso, ambientada en la periferia obrera del Bilbao de 1989, en plena crisis industrial tras los despidos masivos en los Altos Hornos.
El filme cuenta la historia de un grupo infantil de gimnasia rítmica que consigue la oportunidad de viajar a un campeonato en Berlín, pero, ante la imposibilidad de que las madres acompañen a las niñas, serán los padres -desinteresados tanto en el viaje como en el deporte y, en muchos casos, en sus propias hijas- quienes se vean obligados a asumir la responsabilidad.
En clave de road movie, la cinta utiliza el viaje físico como metáfora de la distancia emocional que separa a padres e hijas, buscando construir un relato de acercamiento generacional; sin embargo, a pesar de lo atractivo de su planteamiento, la película no termina de despegar. Viniendo de Cobeaga, responsable de éxitos como Pagafantas u Ocho apellidos vascos, yo esperaba una comedia repleta de carcajadas -quizá influida por el tráiler y el tagline de la película: “padre ochentero, implicación cero”-, pero apenas me sacó alguna. Tampoco consiguió emocionarme. Además, algunos personajes secundarios quedan desdibujados a lo largo del relato, perdiendo fuerza narrativa sin demasiada justificación.
Eso sí, en cuanto a ambientación, el vestuario y la peluquería hacen un trabajo notable a la hora de recrear el final de los 80 en el País Vasco, sumergiéndonos en una época y un contexto social muy específicos.
Estrenada en cines el 21 de marzo, esta película deja claro que, a veces, tener una buena idea no basta para llegar al corazón del espectador.
SECCIÓN OFICIAL ZONAZINE
Esmorza amb mi
Esmorza amb mi (Desayuna conmigo), la ópera prima de Iván Morales, se alzó con varios premios en el Festival de Málaga, destacando la Biznaga de Plata a la Mejor Película Española en la Sección Oficial Zonazine, la Biznaga de Plata a la Mejor Interpretación Masculina en esta sección para Iván Massagué, protagonista de esta historia de vidas entrelazadas y crisis existenciales, y la Biznaga de Plata Premio del Público a la Mejor Película de esta sección.
Dirigida por Iván Morales -es su ópera prima- y escrita por él mismo, junto con Almudena Monzú y Marta Armengol, la película nos introduce en la vida de varios personajes. Natalia -Anna Alarcón- es una madre joven y separada que, después de sufrir un grave accidente de tráfico, se ve obligada a enfrentarse a una posible vida de limitaciones físicas. En el hospital, se reencuentra con Salva -Iván Massagué-, un antiguo amigo de su juventud, que tras dejar atrás su vida como delincuente busca una segunda oportunidad ayudando a los demás. A su vez, Salva quiere alejarse de la ciudad con su pareja Carlota -Marina Salas-, quien también trata de superar su pasado lleno de excesos. La vida de todos ellos se cruza de forma compleja, mientras luchan por superar sus demonios y encontrar una forma de conectar con ellos mismos y con los demás, en especial con el amor.
Con un reparto que también incluye a Álvaro Cervantes y Oriol Pla, la película se adentra en la complejidad de las relaciones humanas, donde el amor y el perdón se convierten en temas centrales. La forma en que cada personaje enfrenta sus miedos y traumas nos lleva a reflexionar sobre la dificultad de amar y ser amado.
Morales intentó levantar este proyecto sin éxito y terminó convirtiendo la historia en una obra teatral. Un día, un productor le propuso hacer de ella una película, llegando, así, la oportunidad que tanto había esperado. El director ha afirmado que esta cinta es una carta de amor a aquellos que lo ayudaron a ser más feliz.
Son muy reseñables las interpretaciones, que contaron con una preparación muy teatral.
Se estrenará en cines el 6 de junio.
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